Es un conjunto de pensamientos, sentimientos y comportamientos dirigidos hacia uno, tanto a nuestro físico como a nuestra personalidad. Es la suma de confianza y respeto por uno mismo.

Tenemos que saber que afortunadamente se va construyendo a lo largo de la vida, eso significa que si estamos dispuestos podemos trabajarla en cualquier etapa del camino para poder aceptarnos y sentirnos más libres.

Por eso nos parece fundamental que colaboremos con nuestros jóvenes en este área, ya que del armado de su autoestima va a depender su calidad de vida.

La dividimos en autoestima baja y alta

Autoestima baja:

  • Siento que no puedo con la vida
  • No me siento útil, me equivoco, no encajo, soy inseguro e indeciso
  • No me siento ni capaz ni valioso
  • No me acepto y estoy muy pendiente del reconocimiento ajeno
  • Me cuesta que me respeten
  • Soy hipersensible a la crítica
  • Siento habitualmente insatisfacción
  • Soy fácilmente atacado
  • Tengo un deseo excesivo de complacer
  • Soy perfeccionista y magnifico mis errores
  • Casi siempre estoy a la defensiva

Autoestima alta:

  • Siento que puedo con la vida
  • Confío en mi capacidad
  • Me siento valioso
  • Me acepto con facilidad y espero menos el reconocimiento del otro
  • Puedo sentirme tranquilo y disfrutar de quién soy y cómo soy
  • Logro que me respeten
  • Soy firme en mis decisiones aunque tenga oposición 
  • Siento poca culpa cuando al otro no le parece bien mi proceder
  • No me considero débil por pedir ayuda
  • Soy sensible a la necesidad del otro

Todos tenemos una imagen mental de quienes somos, en qué somos buenos, en qué puntos no tanto, conocemos nuestro aspecto y nos armamos nuestra autoimagen.

Comienza a formarse en nuestra niñez. El inicio será distinto si tuvimos un hogar con cariño, mirada conectada del otro a la nuestra, reconocimiento, aprobación, contención, abrazos y seguridad. A diferencia del otro modelo, con castigo sistemático, desesperanza, desaprobación y ausencia de sostén.

Pero como dijimos al inicio mientras vamos creciendo vamos modificando para mejor o para peor, según con quién nos vayamos encontrando. Como por ejemplo, en la escuela, en la universidad, en el trabajo, y con distintos vínculos y lazos sociales.

Es importante cuando miremos y evaluemos a nuestros hijos/as, hacerlo desde sus talentos y fortalezas, y no desde sus debilidades y faltas. Critiquémosle lo mínimo indispensable y aplaudamos sus logros y esfuerzos. Démosles herramientas y recursos para convivir con lo negativo, pero siempre reforzando lo positivo que todos y todas contamos en menor o mayor medida. Disminuyamos la distancia del ideal de hijo/a que nos imaginamos alguna vez, al hijo/a real que tenemos y amamos.

Hagámonos cargo que desde el lugar de padres, tutores o cuidadores tenemos un rol protagónico en la construcción de la misma.

¿Para qué es importante una alta y/o suficiente autoestima?

Para alcanzar el máximo de nuestras capacidades, para el desarrollo óptimo de las relaciones humanas, para el adecuado aprendizaje, para ser creativos y responsables. Como así también para enfrentar los desafíos de la vida y obtener nuestro derecho al bienestar.