No existen herramientas universales para con los y las adolescentes. Lo más probable es que la misma estrategia pueda ser útil con un adolescente y con otros no, porque si bien comparten rasgos y características, son personas distintas y singulares.
Queremos que los adultos tengan el conocimiento necesario para poder ponerse en sus zapatos, intentar entenderlos, y desde ahí habilitar la escucha y el diálogo.
Hoy los adultos necesitamos elongar nuestras mentes.
Nos parece importante partir de la base de que nuestros hijos e hijas adolescentes tienen sexualidad. Negarlo solo nos va a alejar de ellos, y es importante que puedan sentir que tienen nuestro apoyo y que podemos acompañarlos ante infinitas situaciones que puedan ocurrir.
Y queremos aclarar que hablamos de sexualidad como algo mucho más amplio que las relaciones sexuales. La adolescencia es el amanecer de la atracción sexual y esto se debe a los cambios hormonales propios de la pubertad, que aparecen tanto en el cuerpo como en la mente. Las nuevas sensaciones pueden ser intensas, desconcertantes y a veces, incluso, arrolladoras para ellos. Empiezan a descubrir qué significa sentir atracción romántica y física por otra persona.
La adolescencia se caracteriza por la exploración, en los vínculos, los intereses, las experiencias, y sí, en la sexualidad también. Nosotros como adultos debemos mostrarnos receptivos, entender y conocer lo que pueden estar viviendo, ya que nuestras respuestas, sean palabras o gestos, pueden ser muy influyentes en sus sentimientos e ideas.
En el acompañamiento a padres es frecuente la pregunta ¿es necesario que hable con mis hijos sobre sexualidad?
Antes era común pensar que en algún momento los padres debían tener la «gran charla» sobre sexo con sus hijos e hijas. Hoy creemos que eso es cosa del pasado, ya no se trata de una conversación única, sino que es un proceso gradual, en el que a medida que van creciendo van aprendiendo. Las preguntas se deben responder cuando surgen, según su curiosidad, es importante la sinceridad, y si hay temas que incomodan se puede recurrir a libros, a videos e incluso a profesionales.
Si no preguntan nada sobre el sexo, no lo ignoremos. Podemos pensar distintas estrategias como las mencionadas recién. Es importante conocer los tiempos de ellos, tener el timing necesario para que cuando observemos que cuenten chistes sobre sexo o que les preocupa su aspecto físico, preguntarles naturalmente, cómo se sienten con los cambios corporales, emocionales, y cómo se sienten en sus vínculos. Cuanto antes siempre mejor, para evitar que se formen ideas equivocadas y sientan vergüenza o temor ante dichos cambios corporales y emocionales, ya que circula mucha información errónea y poco fiable en internet, en las redes y en la tele. Además, cuanto antes empiecen a hablar abiertamente sobre estos temas, más probabilidades habrán de mantener abiertos los canales de comunicación durante toda la adolescencia.
También son recurrentes preguntas como mi hija no usa ropa femenina ¿eso qué significa? O a mi hijo no le gusta el fútbol, ¿tiene relación con su orientación sexual?
Pareciera que todo tiene que ver con todo, pero NO. Queremos traer un poco de claridad al asunto. Una cosa es la expresión de género, que es la manera de actuar, de vestir, los accesorios que usamos o cómo nos gusta tener el pelo. Por otro lado está la orientación sexual, que es la atracción física, erótica y emocional que tenemos hacia otra persona, independientemente de su género. La heterosexualidad, la homosexualidad y la bisexualidad son tres variantes de la sexualidad humana. Y por último está la identidad de género, que es cómo no identificamos: mujer cis, varón cis, mujer trans, varón trans o queers, entre otras identidades.
Cisgénero es el neologismo utilizado para hacer referencia a aquellas personas cuya identiad de género coincide con su fenotipo sexual. Y el término transgénero hace referencia a las personas cuyas identidades de género son diferentes del sexo que se les asignó al nacer. Y cuando la persona no logra definir su identidad en ninguna de estas categorías binarias, varón y mujer, aparece el término “Queer”.
Y ¿qué es el género? el género son roles socialmente construidos, que incluyen comportamientos, actividades y atributos “apropiados” para varones y mujeres. Los estereotipos de género, eso “esperable” para varones y mujeres, no permiten predecir la identidad sexual, ni la orientación sexual, ni la expresión de género. Es decir, que cómo se vista una persona o la actividad que realice, por ejemplo que una mujer no use ropa femenina, no predice ni determina qué género le va a atraer o con cuál género se va a identificar. Son caminos que van separados.
Los adolescentes, más allá de la sexualidad, suelen estresarse por los estudios, las notas, la universidad, el deporte, las actividades, los amigos y el hecho de «encajar». Pero, los adolescentes que viven su sexualidad con confusiones, angustias y en soledad, suelen tener que hacer frente a un estrés adicional, con cuestiones como tener que ocultar quiénes son, la posibilidad de que los acosen o de enfrentarse a prejuicios y estereotipos. Les preocupa si serán aceptados o rechazados por sus seres queridos o si la gente se sentirá molesta, enfadada o desilusionada con ellos. Este miedo a los prejuicios, la discriminación, el rechazo o la violencia puede llevar a algunos adolescentes a llevar en secreto su orientación sexual o identidad de género, incluso ante amigos y parientes, que podrían brindarles apoyo y contención.