Éxito
Resultado feliz de un negocio o actividad. Es hacer bien lo que uno sabe, no significa hacer todo bien. Es acertar y tener suerte. Es la capacidad de ir de un fracaso a otro, sin perder el entusiasmo. Es crear algo que nos importa mucho, nos seduce y apasiona.
No es eterno, hay que cuidarlo, nutrirlo y valorarlo.
Fracaso
Resultado adverso de un negocio o actividad. (aclaración: adverso no es lo contrario a feliz). No es hacer todo mal. Es hacer con errores.
Tiene componentes positivos. Es el motor para mejorar y seguir motivados.
Nuestros jóvenes y adolescentes de hoy tienen muy presentes estos dos conceptos, mientras buscan su identidad.
La mayoría no tiene incorporada la posibilidad de fracasar, de tropezar, de equivocarse y volver a intentar. Les cuesta a veces, entender, que en el camino que van a transitar, van a cometer errores, a veces va a aparecer la sensación de no encontrar una salida posible y se van a frustrar.
Por eso en nuestras terapias y talleres, vamos incorporando las dos alternativas que nos presenta la vida misma, para que ellos puedan desarrollarse, evolucionar y sentirse satisfechos.
De lo que los jóvenes consideran exitoso, a veces ven solamente el lugar al que se llegó, sin mirar la trayectoria previa. Quizás concluyen que no se necesita mucho esfuerzo.
Vamos a traer dos ejemplos:
Un paciente creyó que un bestseller se podía escribir en unos pocos días y que la venta explotaba el mismo mes de ser escrito. Nosotros sabemos que un libro puede tomar casi un año en escribirse o más, y luego para que sea conocido en el mercado, quizás una década.
Otro se frustró porque había creado un canal de Youtube y quería darle de baja, porque no tuvo seguidores. Esperó tres días desde la creación del mismo para evaluar los resultados y lo discontinuó.
Es muy importante que los adultos podamos trasmitirles el valor del esfuerzo, perseverancia, constancia, el mediano y largo plazo y la posibilidad que no siempre el resultado será el esperado.
La dedicación es fundamental para lograr resultados óptimos.
Eso no quiere decir que no sigamos probando, explorando, experimentando hasta llegar donde nos propusimos.
Aprendamos que si valoramos los procesos y no solamente los resultados, seguramente éstos van a ser lo más parecido a lo que pretendimos.
¿Qué nos trasmite nuestra sociedad?
¿Está prohibido fracasar o es indispensable para potenciar lo mejor de nosotros?
Así como proponemos incorporar que cada proyecto va a tener aciertos y errores, sugerimos darle paso a la decepción, a la que tanto le tememos. Es parte también de lo que vamos a ir sintiendo, cuando tomamos riesgos para que nuestros objetivos se cumplan.
Prestémosle atención cuando las familias quieran que sus hijos o nietos hereden el proyecto de padres y abuelos, y se ocupen.
A veces es posible y a veces no.
Puede ser el sueño de ellos también o no.
Es un gran ejemplo, ya que los que toman lo heredado sin opción a elegir, van a frustrarse y comienzan a sentirse fracasados.
Encontremos el vínculo entre el éxito y el fracaso.
El éxito sin estar contento y poder disfrutarlo, nos termina dando un sentimiento de fracaso.
El fracaso atendiendo rápidamente nuestras frustraciones, sin hundirnos en ellas y volviéndonos a levantar, nos dará un sentimiento de éxito.