Los invitamos a prestar atención a cómo se sienten.
¿Creen que se puede hacer algo para modificar esa sensación?
Transitamos un año complejo, se nos presentó mundialmente una amenaza desconocida, y nuestro sistema nervioso respondió. Es posible que ya conociésemos esa sensación de preocupación y de incertidumbre. Podemos hacer algo al respecto, reconocerla y buscar herramientas para trabajar en ello, en nuestro bienestar.
Para aclarar un poco, el bienestar no es lo mismo que la felicidad, pero solemos confundirlos. La felicidad está ligada a un momento específico y se relaciona con el estar contento, con la emoción positiva, y es un estado emocional inestable. En cambio, el bienestar es un estado positivo estable en el tiempo, su meta es el crecimiento personal y se relaciona con la entrega y con el sentido.
El bienestar está determinado por lo biológico, el contexto y la capacidad de interpretar. Hay variables que influyen en el mismo y variables que no. Muchas de las que solemos pensar que sí lo hacen, en realidad no influencian a grandes escalas, como por ejemplo los ingresos económicos. Mientras esté lo básico cubierto, después el bienestar no aumenta demasiado. Un estudio sobre ganadores de la lotería demostró que estas personas habían sido más felices durante algunos meses después de su buena fortuna, pero pronto habían vuelto a su nivel habitual de mal humor o de alegría.
Otras variables que tampoco marcan la diferencia son: el clima (solo un poco, más que nada por la naturaleza), la fama, la apariencia física, inteligencia, educación y vivienda.
Y como mencionamos anteriormente, hay variables que sí se asocian al bienestar, éstas son: la salud, actividad física, religiosidad/espiritualidad, trabajo, familia y entorno social.
Pensemos en lo siguiente ¿Cuándo fue la última vez que te reíste a carcajadas? ¿La última vez que sentiste alegría indescriptible? ¿La última vez que tuviste sentido y propósito profundos? ¿Y la última vez que te sentiste enormemente orgulloso de un logro? Incluso sin conocer los detalles de estos momentos especiales de tu vida, seguramente todos ellos tuvieron lugar en medio de otras personas. Muy poco de lo que es positivo es solitario. Por eso, el bienestar no puede existir sólo en nuestra mente. Es una combinación de sentirse bien y de tener realmente sentido, buenas relaciones y logros.
Existen infinitas herramientas para trabajar el bienestar, como los ejercicios de respiración, de relajación, técnicas de imaginería, meditación, entre otras. El objetivo de lograr nuestro bienestar es para poder crecer personalmente, y así tener mejores vínculos y experiencias en la vida.
Es importante aclarar que estos ejercicios nos van a servir en momentos donde estemos estresados o preocupados por algo, y que van a hacernos sentir significativamente mejor. Sin embargo, cuando las preocupaciones o el estrés están tomando varias áreas de nuestra vida, como laboral, familiar, social, el disfrute o el descanso es importante entender que estos ejercicios pueden no alcanzar, y en esos casos es necesario preguntarse a uno mismo si puede solo o si es mejor pedir ayuda, consultar con algún profesional.