Hace un tiempo escribimos en el blog acerca de la ansiedad. Hoy nos pareció importante hablar del estrés ya que, erróneamente, muchas veces se encuentra como sinónimo de ansiedad.
El estrés se define como un sistema que nos prepara para la lucha y/o huida, es una reacción de defensa ante una situación amenazante.
Es un mecanismo normal, adaptativo y biológico. Pero, cuando estamos sometidos a condiciones estresantes de elevada intensidad y duración, es muy probable que se convierta en disfuncional, interfiriendo en nuestro desempeño cotidiano. En la cronicidad el cuerpo se mantiene alerta incluso cuando no hay peligro, pudiendo generar muchas veces problemas de salud.
El estrés tiene tres fases
Fase de reacción o alarma: Situación que nos genera malestar.
Fase de resistencia: Si el estímulo o sensación estresante no cesa pueden devenir malestares.
Fase de agotamiento: Cuando el estrés se convierte en crónico y pueden devenir síntomas en consecuencia.
Es importante saber que el estrés comienza desde la percepción. La realidad es lo que cada uno creo que es. Cuando percibimos una situación estresante lo primero que sucede es un cambio de conducta y de hábitos, si con esas conductas no se compensa el estrés, aparecen síntomas, y si no se compensa el estrés con esos síntomas se transforma en enfermedad. Debemos comprender la importancia de la percepción, que la misma no es un hecho sino pensamientos que se pueden modificar.
¿Qué relación existe entre el estrés y la ansiedad?
Como dijimos anteriormente, muchas veces ansiedad y estrés se utilizan como sinónimos. Si hablamos de la relación de estrés y ansiedad normal, en ambos casos se produce una reacción caracterizada por alta activación fisiológica (sudor, palpitaciones, agitación en la respiración, entre otras).
Aun así, el estrés es un proceso más amplio de adaptación al medio. Podemos decir que dentro de los proceso de cambio que implica el estrés, la ansiedad es la reacción emocional más frecuente.
Algunas propuestas para combatirlo:
Reconocer lo que no puedo cambiar, elegir alimentos sabrosos y livianos, priorizar estar acompañado por los vínculos sanos, distanciarse por un tiempo de vínculos complejos, no estar solo, buscar formas adecuadas de descansar, poner en práctica actividades que nos generen placer.
Nos parece importante volver a señalar que el estrés es una señal de alarma adaptativa, pero cuando la misma se instala puede enfermar el cuerpo.
El simple hecho de entender acerca del estrés nos alivia. Esperamos que esta aproximación al mismo les haya servido, y que se animen a pedir ayuda en el caso de que no puedan solos.