Las emociones no son ni buenas ni malas. Son señales a las cuales podemos reaccionar de una manera que nos limite o de otra, que nos habilite a mejorar nuestras acciones. Por eso pueden afectar de manera negativa o positiva nuestro desempeño.

Las emociones básicas están en nosotros/as desde nuestro nacimiento como un mapa genético. Éstas son: la alegría, la tristeza, el miedo, el enojo, el asco, la sorpresa y el amor.

¿Cómo nacen las emociones?

Las emociones nacen de las interpretaciones que hacemos de aquello que nos pasa. Es importante reconocer cuales son esas interpretaciones para poder evitar los pensamientos automáticos vinculados a determinadas emociones y sensaciones displacenteras.

Las emociones vienen a decirnos algo. Por lo tanto no las evitemos. Es sano dejarlas aparecer, conectar con ellas, buscar y/o entender por qué surgieron, para ser estratégicos/as y accionar ante ellas.

Reconocer nuestras emociones y las de los demás nos permite comprender al otro/a y tal vez identificarnos, y así lograr alcanzar un estado de balance interior que te permita vincularte mejor, primero con vos mismo/a y luego con los demás. Tener consciencia de las emociones que están presentes en cada momento, es esencial para poder accionar de una manera constructiva a partir de ellas. Esto se logra mediante el entrenamiento y la reeducación emocional, como por ejemplo con psicoterapia, coaching profesional, meditación y con la ejercitación de otras herramientas de introspección.

¿Qué pasa cuando no las expresamos?

Lo más probable es que si no expresamos las emociones, éstas busquen la manera de hacerlo. Una de las posibilidades es a través del cuerpo. Lo que no expreso con palabras el cuerpo lo expresa con distracciones, conflictos, malestares físico e incluso enfermedades. Por eso la importancia de poder comunicarlo. Si no me animo a hablarlo con un familiar o amigo/a, se debe buscar ayuda en otro lado.

Tener conocimiento sobre nuestras emociones genera menor desgaste psicológico, ayuda a enfrentar dificultades y cambios, generando así una mayor autoestima.

Tips:

  • Observarse, mirarse.
  • Preguntarse, ¿qué me pasa? ¿por qué me pasa? ¿hay algo que me preocupe?
  • Hablar, nos permite integrar lo que sentimos, lo validamos y nos fortalecemos.
  • Proponer soluciones.
  • Encontrar un método de descarga, salir a caminar, llorar, escribir, usar el arte (música, baile, pintura, teatro, etc.)

Les recomendamos ver la película de Disney, Intensamente. Donde cada emoción esta representada por un personaje y podemos visualizar, con humor y sensibilidad, la función de cada una.