La resiliencia es la capacidad del ser humano individual, de un grupo, de una sociedad, de una comunidad, de hacer frente a las adversidades de la vida. Se refiere a sobreponerse a aquello perturbador  y adaptarse, poniendo en marcha las habilidades personales, apoyándose en los recursos y personas que se encuentran en el entorno. Se refiere a alcanzar un desarrollo y crecimiento personal y/o colectivo.

Significa crecer hacia algo nuevo

Es un proceso dinámico, único para cada persona, podemos considerarlo un capital psíquico que nos permite aprender a protegernos y sobrevivir, generando fortalezas personales y/o colectivas.

Las personas resilientes logran una comprensión más equilibrada de la experiencia humana, evitando polaridades absolutas como de éxtasis y desesperanza. Logran mantener un bienestar físico (buena salud), espiritual (sentido de conexión con la vida), moral (ayudar a otros/as), emocional (regulación emocional), social (capacidad de generar buenos vínculos) y cognitivo (comprensión y resolución de problemas).

Desde la psicoterapia se busca desarrollar los aspectos más resilientes del consultante, creando condiciones para que pueda aprovechar sus habilidades existentes como también aprender y adquirir habilidades nuevas. Trabajar en la dirección de identificar las áreas de competencia permite crear un estado de esperanza, de posibilidad y empatía que aumenta sensiblemente la motivación durante el proceso.

No nacemos resilientes, es una capacidad que se promueve, donde el contexto familiar y social es clave para su desarrollo.