El deseo sexual es el motor que impulsa el acercamiento entre las
personas. En los últimos tiempos se encuentra afectado en un porcentaje muy
alto.
El deseo es inherente al ser humano e involucra un yo activo, que
ejecuta el accionar que lo satisfaga, y se instala cuando la persona logra abstraerse de las exigencias cotidianas que suelen anestesiarla.
Son muchas las variables que intervienen en la activación del
deseo; entre otras, los aspectos neuroendocrinos, cognitivos, afectivos,
externos e internos; y justamente por este motivo, se torna muy compleja su
resolución cuando se plantea alguna alteración en su desarrollo.
Cuando hablamos de deseo sexual hipoactivo nos referimos a la
disminución o ausencia de fantasías, y deseos de actividad sexual de manera
persistente o recurrente, y este trastorno, a su vez, provoca malestar acusado
o dificultades en la relación interpersonal.
Existen factores orgánicos, psicosociales que intervienen en la
alteración de deseo.
El tratamiento del mismo debe ser enfocado desde la educación sexual, la
terapia sexológica y el tratamiento médico.
Muchos casos podrán resolverse con una simple intervención del
médico de cabecera, con educación sexual y/o terapia psicológica. En otros
casos se requerirá de la consulta a un sexólogo clínico para realizar terapia
sexual o bien tratamiento farmacológico. Para determinar cuál es el mejor
tratamiento en cada caso en particular, debemos realizar una historia clínica
minuciosa.
Hay múltiples alternativas. Lo importante es desterrar los mitos y
animarse a consultar.
DRA. Claudia Gonzalez MN 86074
Ginecóloga, Obstetra, Sexóloga Clínica.