En esta etapa de tanta confusión, resulta necesario el sostén y acompañamiento de los padres o adultos responsables.

La palabra “Adolescencia” proviene del término en latín “adolecens” que significa “hombre joven” y también deriva del vocablo “adolecere” que significa “crecer, padecer, sufrir”. Se podría decir que la adolescencia es un periodo crítico, caracterizado por vulnerabilidades de distintas índoles, un momento decisivo en el cual el sujeto se separa de la familia y comienza a tomar sus propias decisiones y juzgar a su entorno familiar, principalmente a sus padres. Los adolescentes atraviesan emocionalmente un desorden tan difícil de llevar que hace que permanentemente estén en conflicto con ellos mismos y con el mundo. Es un pasaje de la infancia a la adultez joven, en el cual comienza a asomarse su propio camino, con desafíos y proyectos en búsqueda de su identidad.

La característica más llamativa del comportamiento adolescente es su carácter contradictorio. Los adolescentes luchan por la identificación y por la creación de su identidad. Se trata de un proceso de autoafirmación, que suele aparecer rodeado de conflictos.

Por eso es importante que los padres puedan soportar esta des-idealización sin renunciar y que a su vez les permitan a sus hijos tener estas experiencias que son claves de la etapa. En ese marco, se torna fundamental el rol de un padre o una madre que esté presente pese al rechazo, que contenga y escuche, pero que a su vez ponga límites.

Durante la adolescencia entran en crisis las identificaciones familiares, por lo que el adolescente va a tender a buscar identificaciones fuera de la familia. Como consecuencia de esto, crecer implica ocupar otro lugar, diferenciarse y toda diferenciación trae consigo cierta agresividad necesaria para marcar un aquí y un allá, lo familiar y lo extra-familiar. Es por esta razón que el adolescente prefiere estar rodeado de amigos antes que en su casa y le dará más importancia a la opinión de sus pares que a la de su entorno familiar.

Wi-Fi y batería, el alimento de los adolescentes

El psicólogo norteamericano Abraham Maslow creó teoría de motivación que trata de explicar qué impulsa la conducta humana. La pirámide consta de cinco niveles que están ordenados jerárquicamente según las necesidades humanas que atraviesan todas las personas. En el nivel más bajo de la pirámide se encuentran nuestras necesidades más básicas, como alimentarse o respirar. Cuando satisfacemos las mismas, estamos rellenando la base de la pirámide, y solo al cubrir esas necesidades podemos subir al siguiente nivel, donde se encuentran las secundarias y, más arriba, las terciarias.

Hoy en día esto quedó atrasado, así que nos vimos obligadas a generar un escalón más bajo en la pirámide, el más fundamental para sus hijos: ¡WIFI Y BATERÍA!

Piensen cuando se van de vacaciones y llegan al lugar, lo primero que van a preguntar los niños o adolescentes es por el WIFI. Por lo que más se van a preocupar antes de salir es por la batería de sus celulares o tablets.

Tenemos que entender que estas generaciones vienen configuradas de otra manera.

Sus cerebros son distintos. No vale la pena luchar contra la tecnología ya que es una guerra que no pueden ganar. Para los jóvenes estar conectados virtualmente es como respirar, y como padres lo mejor que pueden hacer es usar esto a su favor.

Para entender un poco más el comportamiento de sus hijos necesitamos que dejen de pensar en el cerebro dividido en sectores como se pensaba anteriormente.

El cerebro de sus hijos hoy es una red que se interconecta de manera constante.

Esto significa que ellos pueden estar mirando el celular, escuchando música y haciendo otras tantas actividades al mismo tiempo. Tienen la capacidad de ser multitasking. Su cerebro viene configurado (gracias al avance de la tecnología) para tener la facilidad de captar más estímulos a la vez.

¿Cómo acompañar sin molestar durante la Cuarentena?

Este proceso de profundos cambios y cuestionamientos que implica transitar por la adolescencia, se ve agudizado durante la actual pandemia por Covid-19. En este contexto, como padres es fundamental saber acompañar a sus hijos en un momento tan crítico como es el aislamiento.

Los tiempos actuales demandan padres lúcidos y entusiastas. Como dijimos antes, sus hijos buscarán en ustedes un sostén. El mundo es duro, más aún para los adolescentes y aunque les demuestren que pueden con todo en el fondo buscan PADRES TESTIMONIO DE AMOR Y SENTIDO POR LA VIDA. Es por eso que les proponemos ser padres motivadores y motivados, creativos, que despierten curiosidad y no rechazo. Sugerimos consensuar y alejarnos del autoritarismo, lo que no implica dejar de establecer los límites necesarios. Planteamos ser padres que muestren sus aciertos pero también sus errores, que les transmitan que están cerca pero sin apabullarlos, aprendiendo cuál es el momento en el que ellos están más receptivos.

El encuentro con el adolescente debe darse desde el diálogo, basado en: el gesto, la palabra y el abrazo. Abracen a sus hijos, busquen el momento de conversación, háganles saber que están ahí, pero con la distancia óptima para que no se sientan mortificados.

En este punto es clave entender que no siempre es un buen momento para el diálogo, por lo que recomendamos no invadir espacios ni obligarlos a hablar, sino más bien generar el clima que motive a sus hijos a abrirse.

Creemos que la adolescencia es una instancia fundamental para la prevención de la toma de psicofármacos y de situaciones límites.

Ofrecemos a través de talleres y encuentros individuales, pautas y consejos para aprender a dialogar con ellos, cómo acompañar y cómo seguir siendo su sostén a pesar de la dificultad.