En el mundo, hoy en día, hay más dispositivos electrónicos que seres humanos. Tenemos a nuestro alcance infinidad de oportunidades que nos ofrece la tecnología, sin embargo también es una gran facilitadora de malestares.

Hablamos de la posibilidad de que el uso desmedido de la tecnología pueda desarrollar una adicción. Esta se caracteriza por la presencia de una dependencia psicológica y consecuentes efectos perjudiciales en el ámbito intrapersonal (malestar) e interpersonal (estudio, trabajo, ocio, relaciones, etc.)

La dependencia a la tecnología incluye a las redes sociales, a las mensajerías (mails/whatsapp), a los videojuegos, a la navegación continua y prolongada por internet, a las series, a las compras online, a la pornografía, entre otras.

La hiperconectividad va de la mano de la hiperactividad.

La exposición excesiva a la pantalla inhibe el correcto funcionamiento de nuestro cerebro, provocando déficit en la atención y la concentración. Se generan cambios neuroquímicos en nosotros que se reflejan en la calidad del descanso,  en el humor, el apetito, la concentración y la impulsividad. Esta estudiado que el movimiento del cuerpo es el movimiento del cerebro, por eso para contrarrestar y disminuir dichas consecuencias se recomienda hacer actividad física 30 minutos  4 veces a la semana.

Sabemos que internet y las redes tienen muchas ventajas, nos permiten innovar, desplegar nuestra creatividad, favorecen el desarrollo social y de identidad, permiten visibilizar problemáticas sociales, por mencionar algunas. Sin embargo también hay muchas desventajas que es importante tener en cuanta, como las adicciones, el ciberbullying (acoso escolar), el grooming (abuso sexual infantil), vamping (la conexión nocturna), trastornos del juego, entre otras.

El desafío es concientizarnos de dichas problemáticas, para tomar acción.  

La educación es el tratamiento. Educar en la autorregulación del placer inmediato, en la tolerancia a la frustración, evitar el uso compulsivo, potenciar los contactos presenciales, fomentar actividades lúdicas, cambiar hábitos, limitar horarios, enseñar con el ejemplo a los chicos/as.

Una propuesta para comenzar con dicha concientización es preguntarnos ¿Cuánto tiempo estamos con el celular? Hay aplicaciones que te permiten ver cuánto tiempo pasas en ellas, usémoslo, ser conscientes de nuestras conductas nos permite trabajar en nuestro bienestar.